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Cómo difieren la cadena de bloques y la Internet

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En casi todas las conversaciones que tenemos sobre el rol de la cadena de bloques —blockchain, en inglés— en nuestro entorno digital, siempre escuchamos al menos una comparación con el ecosistema actual: la Internet.

Se nos viene a la mente cómo Internet tardó más de 20 años en desarrollar casos de uso con verdadero valor de negocio; cómo muchas compañías surgieron estrepitosamente durante el boom del dot.com sólo para desvanecerse en poco tiempo; y cómo las más innovadoras startups sobrevivieron hasta hoy convirtiéndose en grandes “administradores” y centralizadores de nuestra información. De igual forma, nos damos cuenta de que miramos a la cadena de bloques como un ecosistema innovador y con gran valor de negocio, en lugar de solo una simple herramienta para sustentar un intercambio o transacción.

Entonces, ¿cuáles son las principales diferencias entre una cadena de bloques y la Internet?

En primer lugar, sabemos que tanto la tecnología de la cadena de bloques como Internet se sustentan en protocolos de comunicación, pero el tipo de protocolos difiere entre ambos.

Internet nos permite conectarnos con cualquier persona a nuestra elección para compartir información. En tal sentido, las únicas personas que necesitan ver esta información son las dos partes involucradas en este intercambio, y, además, sólo existe un camino —o protocolo— para que la información fluya entre ambos.

En la cadena de bloques, también tenemos la capacidad de conectarnos con cualquier persona para compartir información o para realizar una transacción de forma segura. Sin embargo, todos los actores en el ecosistema podrán observar este intercambio. Si nuestras transacciones no tuvieran una validación pública, los protocolos de intercambio en la cadena de bloques no tendrían sentido alguno.

Además, en Internet no importa quién más se encuentre en la red. Es totalmente indiferente, siempre y cuando cada una de las partes sea capaz de comunicarse con otra.

En segundo lugar, la forma en que la cadena de bloques e Internet se revelaron o exteriorizaron en nuestro entorno económico y social es muy distinto.

Internet fue un proyecto desarrollado por académicos. El primer mensaje a través de Internet fue enviado entre los laboratorios de investigación de UCLA y Stanford. Luego de este uso académico, el Internet llegó al mundo público y corporativo.

En contraste, la cadena de bloques nació con Bitcoin, un proyecto de código abierto entre los defensores libertarios. Satoshi Nakamoto y Hal Finney —un cyberpunk codificador y desarrollador de PGP Corporation— realizaron la primera transacción con una característica muy particular, fue anónima. Después de este acontecimiento, Bitcoin y la cadena de bloques se extendieron paulatinamente al entorno empresarial.

En tercer lugar, el entorno social de estos proyectos difiere enormemente debido a sus orígenes, así como en las épocas en las que ambas nacieron.

Durante la era de Internet, el concepto de computadores personales ni siquiera se había desarrollado y mucho menos la idea de conectarnos con otras personas alrededor del país, o del mundo. Con esto, las empresas que surgieron durante este período, se centraron principalmente en sus propias redes y corporaciones, lo que llevó a la necesidad de desarrollar proyectos de intranet —un concepto análogo a las cadenas de bloques privadas—.

Con la cadena de bloques, podemos observar los mismos patrones, pero en una escala mucho mayor. En esta era de conectividad y redes sociales, la información se difunde mucho más rápido. La mayoría de los proyectos en este ecosistema se dirigen al público en general, en lugar de empresas o corporaciones.

Sin embargo, estos proyectos también se materializan con mucha menos frecuencia. Actualmente, muchos emprendimientos se conforman con un excelente equipo de trabajo —sobre todo de mercadeo—, materializan una ICO y encaminan todos sus esfuerzos para mitigar los riesgos y retribuir esta inversión.

En términos de aplicaciones, es fácil darse cuenta que el propósito de Internet difiere enormemente de la cadena de bloques, pese a que comparten ciertos paralelismos cuando se trata de la forma en que se desarrollan sus casos de uso y ecosistema. Internet se centra mucho más en el intercambio de información, mientras que la cadena de bloques se centra en el valor de este intercambio o transacción.

Cuando pensemos en un caso de uso de una cadena de bloques, preguntémonos si estamos aprovechando un intercambio de valor, particularmente sobre aquello que no puede (o debe) ser regulado por una sola entidad o autoridad.

La innovación de la cadena de bloques no fue permitir un intercambio de información de forma distribuida, sino desarrollar y mantener en el tiempo registros distribuidos en base a un intercambio descentralizado de valor.

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